Cómo reducir el consumo eléctrico al usar un ventilador en casa

El ventilador es uno de los electrodomésticos más usados durante las temporadas de calor. Aunque su consumo es menor que el de un aire acondicionado, dejarlo encendido toda la noche o durante largas jornadas puede impactar en la factura de luz. Existen estrategias simples y comprobadas para reducir ese gasto sin sacrificar confort.

El ventilador como aliado y amenaza

El ventilador suele ser visto como un aparato “inocente”: pequeño, accesible y aparentemente económico. Sin embargo, mantenerlo encendido toda la noche puede representar un gasto acumulado que, al final del mes, se nota en el recibo. La paradoja es clara: un aparato que nació para aliviar el calor puede convertirse en un ladrón silencioso de energía si no se usa con criterio.

Cuánto consume realmente

El consumo depende del tipo de ventilador y de la potencia en watts. Un modelo de mesa puede gastar entre 40 y 60 W por hora, mientras que uno de pie o torre puede superar los 75 W. Si se mantiene encendido ocho horas diarias, el gasto mensual puede alcanzar entre 10 y 20 soles, dependiendo de la tarifa eléctrica vigente.

Tabla de consumo aproximado

Estrategias para reducir el gasto

• Usar temporizador: programar el apagado automático evita que el ventilador funcione más horas de las necesarias.
• Aprovechar la ventilación cruzada: abrir ventanas en lados opuestos de la casa permite que el aire circule y el ventilador trabaje menos.
• Mantener limpio el aparato: el polvo acumulado obliga al motor a esforzarse más, aumentando el consumo.
• Elegir modelos con certificación energética: aunque suelen costar más, a largo plazo representan ahorro.
• No dejarlo encendido en habitaciones vacías: parece obvio, pero es una de las prácticas más comunes que elevan el gasto.

Tabla de consejos prácticos

El ventilador no es un enemigo, pero tampoco un aliado incondicional. Su consumo puede ser moderado si se combina con hábitos conscientes: apagarlo cuando no se necesita, mantenerlo limpio, aprovechar la ventilación natural. En tiempos de calor extremo, el verdadero reto no es solo refrescarse, sino hacerlo sin que la factura de luz se convierta en un recordatorio incómodo de nuestra falta de previsión.

Dormir fresco y pagar menos no son objetivos incompatibles. Basta con entender que el ventilador, como cualquier herramienta, responde a la forma en que lo usamos. Y ahí está la clave: el ahorro empieza en la costumbre, no en el aparato.