¿Cómo fue el experimento Universo 25?

23/04/2025

Cómo fue el experimento es el Universo 25

En la década de 1960, el etólogo estadounidense John B. Calhoun llevó a cabo un experimento que, con el tiempo, se convertiría en una inquietante metáfora sobre los peligros del hacinamiento y la sobrepoblación: el Universo 25. Este estudio, desarrollado en instalaciones del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) de Estados Unidos, buscaba entender cómo las condiciones de sobrepoblación afectaban el comportamiento social de los animales, específicamente de los ratones.

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Un paraíso artificial para ratones

Calhoun diseñó un entorno cerrado y controlado, una especie de “paraíso” para roedores. Este hábitat contaba con abundante comida y agua, temperatura estable, higiene mantenida por humanos y la total ausencia de depredadores. Se introdujeron cuatro parejas de ratones en este espacio con el objetivo de observar cómo evolucionaba la población en condiciones consideradas ideales.

El entorno estaba dividido en varios compartimentos interconectados que permitían el libre movimiento de los animales. Cada sección estaba equipada con dispensadores automáticos de alimento y agua, además de zonas preparadas para anidar. El diseño eliminaba factores externos de estrés, para centrarse exclusivamente en la dinámica social que surgiría dentro del grupo.

Las fases del experimento

El experimento se desarrolló en distintas etapas, cada una revelando nuevas dinámicas y comportamientos a medida que la población aumentaba.

Fase 1: adaptación

Durante los primeros días, los ratones exploraron su nuevo entorno, establecieron territorios y comenzaron a interactuar con normalidad. Las parejas originales formaron vínculos, y pronto comenzaron a reproducirse. En esta etapa, no se observaban signos de agresividad ni desorganización social.

Fase 2: crecimiento exponencial

La población creció rápidamente. Aproximadamente cada 55 días se duplicaba el número de individuos. Los recursos seguían siendo más que suficientes para todos, y el comportamiento general aún parecía saludable. No obstante, ya se empezaban a notar diferencias entre los machos dominantes y aquellos que evitaban conflictos y se replegaban.

Fase 3: estancamiento

Cuando la población alcanzó los 600 individuos, el crecimiento se desaceleró. A pesar de que la comida y el agua seguían disponibles sin restricciones, los comportamientos comenzaron a cambiar. Los machos dominantes se volvieron agresivos y territoriales. Algunos machos más débiles, marginados, se retiraban completamente de la interacción social.

Las hembras comenzaron a presentar dificultades para cuidar a sus crías. En muchos casos, abandonaban sus nidos o reaccionaban de forma violenta hacia sus propias crías. La mortalidad infantil aumentó y la cohesión social comenzó a romperse.

Fase 4: colapso

Alcanzando un pico de unos 2,200 individuos, la población comenzó a declinar. Este descenso no fue provocado por la falta de recursos, sino por el colapso total de las estructuras sociales. Se observaron comportamientos como el canibalismo, la violencia sin propósito y una creciente apatía.

Un grupo en particular, identificado como “los hermosos”, estaba compuesto por machos que se retiraban completamente de la vida social. No peleaban ni se reproducían; simplemente comían, dormían y se aseaban. Las hembras, por su parte, mostraban una pérdida total de instinto maternal. Eventualmente, la colonia dejó de reproducirse por completo y la población desapareció por extinción.

El concepto de sumidero conductual

Uno de los aportes más conocidos del experimento fue el término “sumidero conductual”, que Calhoun utilizó para describir el deterioro del comportamiento social como resultado del hacinamiento. Lo que demostró es que, incluso cuando se cuenta con recursos físicos suficientes, una alta densidad poblacional puede desencadenar la pérdida de normas sociales, agresividad descontrolada, aislamiento y conductas autodestructivas.

Esta idea fue especialmente potente en el contexto cultural y político de los años 60 y 70, cuando crecía la preocupación por la sobrepoblación mundial y las consecuencias del crecimiento urbano desordenado.

Implicaciones para la sociedad humana

Aunque los sujetos de este experimento fueron ratones, Calhoun advirtió que los principios subyacentes podrían aplicarse, al menos en parte, a los humanos. Lo que se planteaba era que, en entornos densamente poblados y sin estructuras sociales estables, las personas podrían experimentar fenómenos parecidos: alienación, pérdida de roles sociales, violencia, deterioro del bienestar psicológico.

Esta teoría capturó la atención de urbanistas, sociólogos y psicólogos. Se usó como advertencia sobre cómo el crecimiento descontrolado de las ciudades podría afectar la salud mental y el tejido social, incluso en países desarrollados. Las imágenes del experimento se volvieron icónicas, y sus conclusiones inspiraron tanto políticas de planificación urbana como obras de ciencia ficción.

Límites del experimento y críticas posteriores

A pesar de su impacto, el experimento también ha recibido críticas importantes. La más común es que los ratones no son humanos, y que sus dinámicas sociales son demasiado distintas como para extrapolar los resultados. Las sociedades humanas están estructuradas por complejas relaciones culturales, tecnológicas y económicas que permiten lidiar con el estrés social de formas que los ratones no pueden replicar.

Además, se ha cuestionado la artificialidad del entorno creado por Calhoun. Aunque se eliminaron factores externos, el diseño cerrado y controlado podría haber amplificado ciertas conductas que no necesariamente aparecerían en condiciones más naturales.

Por otro lado, los aspectos éticos del experimento han sido motivo de debate. Aunque en su momento se aceptaban este tipo de investigaciones, hoy se examinan con más rigor las implicaciones de inducir sufrimiento en animales para fines experimentales.

¿Qué podemos aprender hoy de Universo 25?

Más de medio siglo después, el experimento sigue siendo relevante por las preguntas que plantea. No se trata de hacer un paralelismo exacto entre ratones y humanos, sino de entender cómo el entorno social puede moldear profundamente la conducta. La urbanización masiva, la desigualdad en el acceso a espacios de calidad y la pérdida de sentido de comunidad son temas cada vez más presentes en ciudades de América Latina, incluyendo Lima, Santiago o Ciudad de México.

El caso de Universo 25 invita a reflexionar sobre la necesidad de crear entornos humanos donde no solo se garantice comida y vivienda, sino también conexión, estabilidad social, roles significativos y salud mental. La planificación urbana, la educación emocional, el diseño de espacios públicos y la inclusión social son herramientas fundamentales para evitar el tipo de colapso simbólico que el experimento dramatizó.

Conclusión

El experimento Universo 25 dejó una huella duradera en la forma en que entendemos el comportamiento social bajo presión. Si bien sus conclusiones no deben tomarse como verdades absolutas aplicables a los humanos, sí ofrecen una advertencia poderosa: el bienestar social va mucho más allá de la mera supervivencia material. En un mundo donde las ciudades crecen a un ritmo acelerado y las conexiones humanas a menudo se diluyen, entender y fomentar la salud de nuestras estructuras sociales es más urgente que nunca. La verdadera lección del Universo 25 no está en el miedo al hacinamiento, sino en la necesidad de construir comunidades capaces de sostener el alma humana.

Si quieres información adicional a ¿Cómo fue el experimento Universo 25? puedes visitar la sección Cultura.

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Perú Actual

Somo un grupo de jóvenes periodistas interesados por la sociedad, la cultura y la historia del Perú. En este blog compartimos temas de actualidad, historia, turismo y educación.

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